Google ha estado por más de 15 años siendo la principal plataforma de publicidad online, a pesar del crecimiento de Facebook, sin embargo, hasta el momento, Facebook no ha podido lograr generar una plataforma de la robustez que tiene Google, por diferentes razones, que ahora mismo no estaré entrando en detalles, pues eso amerita un artículo aparte.
Google formó lo que sin dudas ha sido la gran revolución en materia de publicidad online, pues armó su estructura contando con una red de contenidos, medios digitales de todo tipo, creadores de contenidos en distintos escenarios, pero que podían obtener beneficios que de la manera tradicional les resultaba imposible, pues no todos los generadores de contenidos podían tener acceso a los planificadores de medios, para que los tomaran en cuenta y pautaran la publicidad de los anunciantes en estos, por tanto, tener un medio y no contar con las relaciones indispensables, no te garantizaba una permanencia.
Sin embargo, Google al ver ese escenario decidió abrir esa compuerta y dar la facilidad a cualquier generador de contenidos, el poder obtener ingresos por publicidad, solo suscribiéndose a su servicio y con esto se completaba la estructura ideal para que Google pudiera garantizar a los compradores de publicidad, espacios donde promocionarse, tener una sola plataforma para comprar cualquier cantidad de medios y expandirse en solo minutos, y tener un gran alcance, sin importar si era local o global, pues solo debías o debes indicarle a la plataforma donde quieres que se muestre dicha promoción y de inmediato todo lo que esté en ese rango, podrá recibir esa promoción.
Los grandes medios atrapados por Google
Google ha sido un gran aliado en cierto modo de los medios, pues pudo brindarle ese apoyo que necesitaban ante una transición dolorosa para muchos, pues la parte impresa siempre fue el gran generador de ingresos, y verse estos ante montos ridículos en digital, no les hacía mucho sentido, por lo que la mayoría se subió en el barco por moda y por necesidad, pero no porque vieran que era un modelo de negocios que podría sustituir la parte impresa, pues como expresé anteriormente, los ingresos no se comparan.
Pero lo que no vieron los medios, y hablo de los locales, y de la región también, porque los grandes medios de mercados muy grandes han tenido otra visión, y se han encarrilado por buenos senderos aunque todavía dependen un poco de Google, pero su dependencia no es tan desigual, pues ya su estructura le favorece por la forma en que han procedido, y es que como Google es una plataforma que ofrece a los compradores de publicidad la forma de poder gestionar sus compras por sus plataformas, necesita de los medios para garantizar un alcance y visibilidad pero ofrece precios irrisorios, claro está, esto también está marcado por las tendencias y rigurosidades y manejo de cada uno de los medios, que no han sabido ni han entendido como accionar frente a esto, porque siguen pensando en otras formas de generar ingresos, sin darse cuenta de que la realidad es lo digital y que deben buscar formas, pero siempre pensando en esta modalidad, no ya en lo que una vez fueron y que lamentablemente no volverán.
Lo que está pasando y siempre ha pasado es que Google permite que los compradores de publicidad hagan ofertas, lo que se llama o denomina Puja de Precios o Subastas, donde los precios que se ofrecen son muy bajos, y aunque para los más pequeños estos representan ingresos importantes, no es menos cierto que para las grandes estructuras de medios no es ni siquiera algo que pueda cubrir la nómina por así decirlo, y es un tema de falta de unión y de ver las cosas en su conjunto por parte de los medios y ahora se encuentran en la dualidad de Google, que por un lado garantiza a los anunciantes y agencias la compra de publicidad pero a precios muy por debajo, puesto que la red de Google comprende en su mayoría medios muy pequeños y que son fácilmente sostenibles con estos montos, sin embargo, los grandes medios son muy perjudicados, porque estos precios que se Subastan, no son ni remotamente rentables para sus grandes estructuras.
Sucede que Google por su lado también en su dualidad, como parte de su red de medios y garantía de ingresos por publicidad a los medios, debe darle la oportunidad de que estos reciban lo que entienden o deben por ser estructuras muy grandes, pero no les da las herramientas indispensables para que puedan lograr ese nivel de rentabilidad, a pesar de que hay muchas maneras de poder medianamente obtener mejores ingresos, pero el problema es que los pocos anunciantes que pueden pagar los precios que pueden establecer los medios grandes para recibir publicidad que se compra a través de Google, es muy mínima, y la mayoría son los que pagan sumas irrisorias.
Esta dualidad de Google no le da mucho margen a los grandes medios, los que tampoco han sabido como lidiar con eso, porque como nunca prestaron atención ni vieron más allá de la curva, hoy se encuentran en un estado de indefensión pues no tienen muchas alternativas, más que luchar en el día a día con la poca visibilidad y forma de maniobrar que ofrece Google, pero tampoco pueden desprenderse de esta plataforma, pues los anunciantes en mercados como República Dominicana prefieren comprar a través de Google por resultar mucho más económico, aunque no necesariamente estarían haciendo compras más inteligentes, pero del lado de los medios no cuentan con personas que puedan gestionar u orientar a los anunciantes, para mostrar las grandes bondades que tiene el poder comprar de manera directa o más que todo, tener una estructura de diseño de nuevos modelos de negocios, donde se puedan explorar nuevas alternativas y que la dependencia con la estructura de Google pueda llegar a los niveles que ya tienen grandes medios de los grandes mercados, que debido a estos, tienes precios mínimos establecidos, para que los anunciantes por cualquier vía, tengan que pagar estos o de lo contrario no se muestran, pero si no se muestran, el medio no estaría perdiendo o dejando de percibir un gran ingreso, pues ya pudieron establecer otras opciones que le garantizan un mínimo de rentabilidad.