Con la llegada del CoronaVirus o Covid-19 como realmente se le llama a este virus que ha venido a cambiar hasta nuestro estilo de vida, a ponernos de rodillas, a pesar de que nos hemos regodeado de estar a la vanguardia de la tecnología, y otras cosas, sin embargo, esta terrible pandemia, ha venido a desnudar nuestra cruda y penosa realidad.
Cuando empezamos a ver lo que estaba sucediendo en países como España e Italia, la mayoría a través de las redes sociales sugirieron que tomáramos medidas de aislamiento, que una gran parte se fuera a sus casas, para trabajar desde allí, que los estudiantes lo hicieran de manera virtual, y un grupo de los más tecnológicos hablaban que ahora los empresarios dominicanos iban a poder darse cuenta de las facilidades y bondades del trabajo desde la casa, y que tal vez, eso ayudaría, para que luego de pasado esta pandemia, entonces se considerara esta opción para aplicarla una que otra vez durante semanas.
La realidad del trabajo desde la casa
Es cierto, muchas empresas en países desarrollados optan porque sus empleados realicen labores desde sus casas, no les importa el que tengan que ir a ponchar un reloj y pasarse 8 horas en una oficina, porque saben que esto no garantiza la productividad, y muchos dominicanos, jóvenes sobre todo, que han estado expuestos a estas empresas y tecnologías, han propugnado que se haga lo mismo en República Dominicana, y ahora nos ha tocado el turno, aunque de una manera muy intempestiva, pero nos ha dejado un mal sabor en la boca.
Sucede que como siempre, un grupo minoritario, que tiene acceso a internet de alta velocidad en sus hogares y dispositivos móviles, entendían que esa era la realidad en la República Dominicana, y basado en esto muchas empresas decidieron enviar a muchos empleados a sus casas, para que laboraran desde las mismas, así no se tendría que detener la producción, pero el problema aquí no ha sido lo que todos esperaban, que era la desidia y la falta de responsabilidad de algunos, lo que provocara un problema, sino la triste y penosa realidad dominicana, y es que lo que se ha podido ver en estos más de 15 días de cuarentena en la República Dominicana, es que una gran parte de esos empleados que enviaron para sus hogares a trabajar de manera remota, no cuenta o con internet o no tienen computadoras.
Si, hay una gran mayoría de esos empleados que no tienen una computadora en sus hogares, y tal vez te digas, bueno, pero la empresa que le preste una computadora, para que lo haga desde allá, pero cuando se ha gestionado la computadora, surge el problema de que no tiene una conexión de internet en la casa, y la computadora no se conecta por Wi-Fi, y aunque esos empleados tienen un Smartphone, el mismo lo alimentan con los llamados y famosos Paqueticos que ofrecen las Telefónicas.
Ahora por tanto, esas empresas se encuentran en una situación frustrante, porque nunca pensaron ni se preocuparon porque sus empleados tuvieran la forma de hacerse de una computadora, de mostrarle la importancia de esto, y de ver como podían planificarse para tener planes de internet ajustados a sus necesidades, porque no vieron más allá, pero a su vez, también nos dice, que aunque tenemos una penetración de internet bastante alta, la realidad es que todo es muy limitado, porque nunca pensamos o nos salimos de esa burbuja que tanto se ha venido hablando y que muchos no han querido ver.
La educación y la virtualidad
Pero no es solo el trabajo que se ha visto desnudado de esa forma, sino que algo tan esencial como la educación y de la cual se ha venido hablando del famoso 4% que debía entregarse a Educación, no ha servido como tal, pues ahora nos hemos dado cuenta de que no hay una infraestructura para garantizar más que todo que los estudiantes de escuelas públicas puedan tener en estos días en que se ha prohibido la asistencia a los planteles y que sean desde la casa que de forma virtual se continúe para dar término en las mejores condiciones posibles al año escolar, pero no ha sido así, pues estos no cuentan con computadoras en sus hogares, aparte de que al igual que los trabajadores, no tienen conexión a internet para que esto sea posible.
Pero no es sólo que no tienen computadoras, ni tampoco internet, si suponemos que tuvieran computadoras e internet, nos encontramos ante el triste y más penoso escenario, y es que los Maestros no tienen el adiestramiento, capacidad, conocimiento ni experiencia para impartir docencia de forma virtual, algunos que sus instituciones si tienen la infraestructura para realizar estas acciones de manera remota, no se preocuparon por adiestrar a estos docentes para que dominaran ni siquiera de manera básica estas herramientas.
Viendo este triste escenario, entiendo que se hace imperativo que nos empecemos a organizar como Nación, para enfocarnos en lo verdaderamente importante, para que nuestra realidad pueda cambiar y hayan mejores oportunidades, mejor acceso a internet y dispositivos con los cuales los alumnos y los trabajadores, puedan realizar estas labores desde sus hogares, no por si ocurre otra pandemia, sino por el bien y el desarrollo de todos como comunidad, si es que queremos tener un desarrollo real e íntegro de nuestra sociedad.