Cada día más adeptos al catolicismo parten hacia otros destinos, ya sea que se conviertan al protestantismo o que decidan no estar en ningún lado, pues al igual que yo no consideran a ninguna religión con la suficiente fortaleza para discernir algunos aspectos importantes de la vida diaria y quedarse en retóricas y en imposiciones que al final de cuentas solo sirven para que uno como individuo trate de conformarse y seguir la vida, tal cual, a pesar de tantas distorsiones y situaciones inexplicables de forma real.
El catolicismo ha ido perdiendo seguidores por su forma monotemática de manejar sus intervenciones, cada vez que vas a un acto o Misa como es el nombre que se le ha otorgado y con el que se le conoce a los eventos diarios y semanales que se efectúan en los diferentes templos en cualquier lugar del mundo, es lo mismo, una ceremonia donde solo habla un sacerdote y que en muchas ocasiones distorsiona su papel, pues en vez de hablar de bondad y las bendiciones de Dios y las acciones que hizo su hijo Jesús en la tierra para poder brindar a los seres humanos y todos los que habitamos en la tierra, se deciden a expresar sus puntos de vistas muy particulares, ya sea para atacar gobiernos, alabar personalidades, que muchas de las veces son muy cuestionadas en su accionar público, en fin, que no tienen razón de ser.
No importa el día de la semana que escojas para ir a una de las Misas, ni el día ni la hora, todo es el mismo ritual de siempre, un grupo de feligreses que asiste a un evento a escuchar lo mismo cada día, incluso hay personas que van los 7 días de la semana, a lo mismo, escuchar de manera sistemática el mismo sermón, las mismas palabras, pero al salir de ahí, siguen la vida normal, mundana, desprecian a sus prójimos, realizan actividades reñidas con la ética y la moral, que han predicado durante los 50 o 60 minutos que han permanecido incluso algunos hasta los ves arrodillados cual ferviente furibundo.
El catolicismo en crisis
Sin embargo, los católicos se sienten poderosos, no obtemperan los llamados y las señales de que las personas han cambiado, el mundo ha cambiado, se necesita más interacción, se necesita comunicación, la iglesia no es un espacio para que un sacerdote exprese su inconformidad con algunas situaciones terrenales, eso podría caber en otro escenario o en un momento determinado, pero no hacerse algo habitual, y cambiar el ritmo, no solo aplicando canciones más movidas durante el desarrollo de la Misa, sino realmente cambiando la forma de comunicación, como se puede observar en otros escenarios, como es el hecho de que las redes sociales y el internet han cambiado el modo de conversación, ha pasado de ser unilateral a ser algo realmente comunicacional, de doble vía, como debe ser una conversación o una participación en ambientes como el de la iglesia y otros.
Sacerdotes cuestionados y desenmascarados
Otro de los aspectos que ha provocado una salida masiva de personas de las redes del catolicismo son las tantas denuncias y comprobaciones de que cada día sacerdotes son encontrados culpables o denunciados de que han cometido acciones reñidas con la moral y las buenas costumbres, ya no son simples rumores de pueblo, que se quedaban en las esquinas, ya son situaciones que son publicadas en los periódicos, diarios, revistas, programas de televisión, programas de panel, es una situación que se le ha salido de las manos, pero igual se sienten por encima del bien y el mal y entienden esto no les afecta, pero si lo hace y al igual que yo hay muchos usuarios que han ido apartándose de este tema y lo seguirán haciendo, pues no hay una respuesta contundente de parte de la Iglesia Católica a estos acontecimientos y hechos que han marcado poblaciones y personas de manera específica, por acciones de sacerdotes.
El Papa Francisco es uno
A pesar de que el Papa Francisco ha venido realizando acciones para tratar de revertir el proceso degenerativo del catolicismo a nivel mundial, este es uno solo, pues en cada demarcación puedes ver Obispos, sacerdotes medios, bajos, altos, actuar a la libre, opinando de situaciones que no conocen y que simplemente actúan como particulares y a intereses de personeros que ayudan económicamente sus gestiones, pero muy fuera de la realidad, manipulando a las personas que asisten a sus encuentros, porque estos creen en Dios y entienden que como supuestamente los sacerdotes son sus representantes, todo lo que expresen viene de Dios, pero no resulta así.
Los sacerdotes, obispos y demás miembros viven en la opulencia, ante pueblos y personas que mueren de hambre, que no tienen que hacer, que no tienen como enviar sus hijos a la escuela, pues no cuentan con dinero ni ninguna solución para que estos puedan aprender a leer o escribir y alfabetizarse para que puedan contribuir con su sector de manera productiva.
Los sacerdotes y obispos no practican la sencillez y la humildad, al contrario, compiten cada uno para tener la Iglesia más opulenta, la más costosa, la más deslumbrante, contrario a lo que predicaba Jesús, el hijo de Dios, pues no les interesa ser humildes y vivir al ras de su legión de seguidores, necesitan sentirse superiores y el dinero y la opulencia en diferentes aspectos los hace sentirse de esa forma, por esas razones y circunstancias, el catolicismo está en proceso de extinción.