La República Dominicana se ha enfocado al parecer en la realización de los juicios mediáticos cuando se trata de eventos relacionados con el tema de corrupción pública, pues cada vez que se presenta la oportunidad de iniciar un proceso judicial contra posibles corruptos o acusados de corrupción, de inmediato se forma un vendaval de informaciones en todas direcciones.
En las redes sociales todos se erigen en abogados de renombre y muy duchos en la materia, acusando en estos casos al Ministerio Público de ser un ente totalmente mediático, por el hecho de establecer procesos de allanamientos que más bien parecieran sacados de los guiones fantásticos que nos hemos acostumbrado de ver en las películas de este tipo en la televisión o en el cine.
Lo cierto es que los juicios por corrupción pública cada vez generan más morbo y sobre todo cuando se trata de figuras muy conocidas y que se asume que el Ministerio Público aprovecha el nivel mediático que les puede ofrecer este tipo de personas para ellos proyectar lo que pudiera ser considera por muchos como un buen trabajo de seguimiento y de investigación, sin embargo, por otros frentes se debate que lo que se busca más que todo es ofrecer un show de mal gusto.
Mientras se suceden diferentes casos abiertos por temas de corrupción, las personas comunes y corrientes se preguntan por el hecho de que a pesar de que se ha hablado bastante de que cuentan con un gran número de pruebas para condenar a los acusados, pero pasan los años y todavía no se ha producido la primera condena definitiva, solo se escuchan y se ven notas sobre procesos interrumpidos o suspendidos, dilatando, como si se tratase de una estrategia para al final, terminar como siempre, sin ninguna condena y los acusados volviendo a obtener el beneficio de ocupar nuevamente posiciones públicas.