En un ambicioso estudio que involucró a unos 4 mil participantes, se descubrió un código genético que parece señalar el papel preponderante que juegan los genes a la hora de determinar si alguien tiene predisposición a ser líder o no. Esta secuencia en particular fue bautizada como rs4950 y se encontró presente en los candidatos que ejercían alguna labor que involucrase habilidades de liderazgo, lo que parece demostrar la hipótesis de que los líderes no se hacen, sino que nacen. El estudio es muy prometedor, aunque aún faltan por determinar una serie de cuestiones para poder verificar de forma conclusiva y definitiva que los genes realmente determinen las habilidades de los sujetos para ejercer funciones de líderes. Sin importar en qué rama se desempeñasen, las personas con este gen tenían puestos como líderes en el deporte, como capitanes o similar, jefes de departamento, líderes de grupos sociales o gubernamentales, etc.
Todo parece indicar que como casi todo lo relacionado con la investigación genética, éste descubrimiento en particular no pasará desapercibido y no pasará sin generar polémica. Lo que sucede es que de confirmarse rotundamente la influencia de este gen sobre las capacidades de liderazgo de por ejemplo algunos candidatos para cierto empleo, quienes ofrecen la vacante pueden discriminar de antemano aquellos que no posean este gen. Esto podría generar una nueva forma de discriminación y lo peor es que incluso entre los científicos la mayoría suele estar de acuerdo en que los genes únicamente proporcionan información sobre las tendencias de una persona, pero no se puede concluir de forma decisiva sobre la personalidad de una persona basándose únicamente en un mapeo genético. Es decir que, aunque se contase con toda la información genética de una persona, no se podría conocer a ciencia cierta su personalidad, ni sus aptitudes, ni de sus capacidades, ya que muchas de estas características dependen fuertemente no sólo de los genes, sino también del entorno. Por entorno entendemos desde luego familia, amigos, escuela, pareja, etc. Así como se ha comprobado que los genes tienen un papel fundamental a la hora de determinar algunas tendencias, también el entorno tiene un papel importantísimo a la hora de determinar si es que esas tendencias se manifestarán o no.
Para ejemplificar el papel de los genes y del entorno, tomemos un ejemplo. Supongamos que se quiere determinar si una persona desarrollará diabetes o no, una condición que claramente es favorecida por factores genéticos. La persona puede tener una clara tendencia a desarrollar diabetes, sin embargo, desde joven practicó deportes, cuidó su dieta y se mantiene en excelente forma; lo más seguro es que jamás desarrolle diabetes, aun teniendo los genes que indicaban que la podía desarrollar.